viernes, 6 de febrero de 2009

UN AÑO SIN EDUARDO BONNÍN

Cuando a estas alturas de la vida ya has perdido a tantas personas amadas, aún resulta difícil aceptar y describir el gran vacío que deja alguien que fue único por sus virtudes.

Este sentimiento de vacío, lo comparto con muchas de las personas que conocieron a Eduardo Bonnín, que convivieron con él y que, al igual que yo, se sienten privilegiados por su amistad y por haber recibido de primera mano sus enseñanzas.

Así, el vacío que ha dejado Eduardo, lo encuentro especial. Su ausencia me ha situado en un lugar distinto de mi vida. Este momento mío, tiene que ver con lo que yo, desde hace muchos años, quería escuchar de él.

El silencio de Eduardo nos permite ver la luz que él dejó impresa hasta en sus propias dudas y en sus innumerables mensajes abiertos que aún hoy siguen buscando conclusión.

Yo sigo hablando con Eduardo, y a veces me sorprendo hablando desde Eduardo y a través de Eduardo, porque todo lo bueno de verdad lo recibí a través de él.

Quiero decir con esto, que el silencio de Eduardo me ha llenado de pensamientos. Yo vivo con Eduardo todavía, no necesito ir a verle a Los Capuchinos, porque él está conmigo. Pero debo reconocer que, aún así, me hace falta.

Tengo una mirada tierna hacia mi mejor amigo, porque él es un evangelista de verdad, un hombre de Dios. Y reconozco que ha sido maravilloso conocer a una persona que tenía hilo directo con Dios y que a través de sus palabras hizo que su luz se extendiera entre nosotros.

En línea con Eduardo, sé que hay que poner en juego todos los talentos para que Dios esté contento y satisfecho de nosotros.
Por ello, creo que en estos momentos, los Cursillo de Cristiandad no necesitan quien mande, sino quien trabaje por ellos con miras nobles y de futuro.

Sí, estamos en el momento de cuidar el desarrollo de las ideas fundacionales, pero el futuro pasa por dar respuesta entre todos a una gran pregunta implícita que nos dejó Eduardo cuando, en innumerables ocasiones, dijo que “los Cursillo aún están por estrenar”.

Él se refería al post-Cursillo, que es el Cursillo llevado a la vida y aplicado en los distintos ambientes y escenarios de la vida, más allá del ambiente cursillista y de las propias estructuras de los Cursillos, de la reunión de grupo o la Ultreya.

Si no se lleva a la vida, no existe el post-Cursillo y el Cursillo se convierte en un simple recordatorio. Nuestro trabajo está en eso, en llevarlo a la vida y en no permitir que el Cursillo quede reducido a una anécdota de tres días.

Suele ocurrir que a algunas gentes sólo les queda el espíritu del ambiente vivido en esos tres días, pero que no lo interiorizan. Y si el Cursillo no lo haces vida en tu propia vida, sólo se convierte en una forma vaga de vivir.

¿Qué nos quiso comunicar Eduardo cuando decía que el Cursillo aún está por estrenar? Sería importante que, con hechos, empezáramos a dar respuesta a esta pregunta.

Porque son los hechos los que hacen visible el espíritu de las personas.



Jaume Radó
Aprendiz de un aprendiz de cristiano

miércoles, 6 de febrero de 2008

Eduardo ya está en la casa del Padre, se ha ido hoy a ver a su amado Jesucristo. Gracias a su fe y al Espíritu Santo que le ha acompañado en todo momento, ha partido en paz y serenidad.
Os invitamos a todos a que escribáis en este blog, unas palabras por su amistad, en su honor y recuerdo.
Palma de Mallorca, Miércoles de Ceniza del año 2008